Paul Jr. Paniagua

DESNUDOS


El dedo gordo del pie derecho asomó su frentre aterrado, cortando sus ebras el calcetín con su uña de saurio cedió en un grito. Buscaba escapar de la asfixia, quería respirar, no soportó un segundo más el bufo de queso y el sudor de la piel atrapado en la bota vaquera de cueros. Saqué la bota negra de piel, y el dedo me miró directo a los ojos aliviado. Saqué el calcentín y lo eché al bote de ropa sucia en la esquina. Toda la noche pelaron los ojos mirándome sientiéndose libres. Pensaron en la arena y el mar, caminaron la playa, sintieron el agua salada escurrirse en sus cuerpos desnudos de dedos gordos del piel extasiados. No pude esperar, y corrí a caminar en la arena del mar libre en sus olas de espuma. Yo fui testigo.