Hugo Patuto - Argentina

Fue necesario algun llamado…



Fue necesario algún llamado para que la situación resultara digerible y franca. Durante dos años nos habíamos visto en cuatro ocasiones (la primera, cuando se llevó a cabo el homenaje a mi padre; la segunda, en una muestra de fotografías; la tercera, como pretexto para, sencillamente, vernos y la última, urgido por mi delirio de grandeza) que, ahora, devuelven eso tan maravilloso: una señal que transforma su compañía. ¿Era el tono de su voz?¿Acaso la disposición de las manos al hablar? ¿O la persistencia de un dolor hecho de abandono y dudas? He creído en mi método para bordear lo delicado de la presa; sin embargo, torpe o altivo, he contemplado mi ruina como feroz disolución.

“Me iré lejos, porque siento la vida llena de preguntas y rechazos”. Y también: “Quedáte con el clima irrepetible de nuestro diálogo”.

Al comunicarme, pude notar que estaba decidida; es más, que ya palpitaba la furia alucinante del desafío. Y me dije: “Bueno, cada uno representó su papel y a otra cosa”.

Años atrás, con el cuerpo magullado por el accidente, cerca de sus labios, tuve la impresión de que la fragilidad habría de completar lo que mis manos creyeron alcanzar.