ADELFA MARTÌN / México

RECOMENZAR

Era tarde, tal vez para mí que veía sin esperanza como se acercaba el viernes sin que se hubiera producido la magia que esperaba.

No quería caer en la tristeza; en la morriña por encontrarme sola, lejos de todos y de lo que hasta ese momento había significado algo en mi existencia.

¿Es el amor todo en la vida?, la pregunta aunque hecha en voz baja me hizo sentir pena de mi misma. Seguí caminando, bordeando la Laguna de Cajititlàn, sola a aquèlla hora de la tarde, deseando sentirme en sintonìa con los pescadores que a lo lejos tiraban sus redes sin muchas ilusiones quizás, pero disfrutando su duro trabajo en libertad.

¿No debía ser un poco más comprensiva, más cercana? Siempre habìa presumido diciendo que la tolerancia, como la comprensión y la empatìa, nos acercaban a los seres puros que llamamos irracionales, y ahora estaba contradiciéndome a mi misma al ser tan dura e intransigente con una persona que era tan importante en mi vida.

Al llegar a lo alto de la pequeña colina, desde donde divisaba el idílico paisaje en todo su esplendor, me invadió de pronto una inmensa alegrìa. El viernes era veinticuatro, el día de su cumpleaños. Que mejor momento para que nos sentáramos a conversar, a aclarar las cosas, a hablarnos sin dobleces, con la verdad en la mano.

Antes de retirarme, volví la mirada hacia la laguna, donde comenzaban a reflejarse los colores del atardecer… ¡esos mágicos atardeceres que me habían fascinado desde niña!

Al llegar a casa, me reencontré con el vestido blanco perfectamente colocado al borde de mi cama, como si no hubiera sido usado nunca...y a su lado, el ramo de azahar que olvidé tirar al final de aquèlla ceremonia, que me había hecho tanta ilusión…

Mario Capasso, Buenos Aires

DEL PENSAR Y EL ABRIR

La mujer piensa en el despertador que suena y abre los ojos. Piensa en el sol y abre la ventana. Piensa en la transpiración nocturna y abre la ducha. Piensa en el calor que hace y abre el frasco de perfume. Piensa en el café y abre el tarro. Piensa en un par de tostadas y abre la alacena. Piensa en el agua fresca y abre la heladera. Piensa en las noticias del día y abre el diario. Piensa en un cigarrillo y abre el atado. Piensa en el timbre que ha sonado y abre la puerta. Piensa en el hombre que ha entrado y abre las piernas.

SARA CORDOVA, Ecuador

¿Desde qué sitio escribes? ¿Desde qué sitio escribes? desde la sangre estallándote en las manos, desde qué arteria escribes, desde qué nervio pulsátil, desde qué hueso, desde qué desangre del cuerpo, desde qué hipovolemia, desde qué goteo, desde qué niñez incurable, desde qué estigma.
¿Lo haces desde la llaga de tu costado o desde el abismo de tus ojos?
Perdona la temeridad de la pregunta, pero no es curiosidad, es solamente volcarme en un credo; cómo es la tristeza desde allí, se llama tristeza o de tanto ha mudado el nombre y se ha vuelto innombrable, dolor extenso, dolor ahogado, dolor en todas y en ninguna parte.
¿Desde qué sitio escribes? desde el reptil de veneno del dolor, desde el hematoma negro que te circula durante el insomnio.
Perdona la temeridad de la pregunta, se me ocurre que la única manera de acercarse a ti, es de puntillas o mejor aún de rodillas, a pedirte perdón por ser tan humana, tan de verdad, tan necia, tan solamente viva.
¿Desde dónde escribes? de cara a la muerte, de cara a una visión fantasmal, a tu propia visión fantasmal, niño en cuerpo de hombre, hombre en miedo de niño.
¿Desde dónde escribes, desde qué habitación de trampas, desde qué anaquel de torturas, arrastrándote de sexo por sobre qué piedras?
Perdona por tratar de hallar una explicación para lo divino. Perdóname que camine, que hable, que te pretenda y que no sepa hacerlo en silencio, que a veces olvide que eres sagrado y que solo se te puede hablar desde la intimidad de la plegaria.
Desde dónde escribes, ¿desde qué espejo roto?

Joeblisouto - Perú

Ensueños

algo tenía que decir... estaba lleno de barro por todas partes y seguía lloviendo... traté de caminar cuando sentí la mirada de todo el pueblo. me sentí como un perro a punto de ser atropellado. bajé la mirada y seguí caminando cuando escuché pasos tras de mí... son ellos, pensaba y mis pasos eran mas y mas rápidos... ya estaba por salir del pueblo cuando escuché la voz de una mujer que en vez de hablar, gemía... detuve mis pasos y esperé, esperé un buen rato... ella me alcanzó y me dio un abrazo con todas sus fuerzas y luego me dijo algo que nunca olvidaré: ¡te estuve buscando toda mi vida!... sonreí. toda mi vida estuve solo y ahora se presentaba una mujer que ya me había cogido la mano y miraba hacia adelante, siempre adelante... volví a sonreír y me dejé llevar como su fuera una ola del mar... andamos solos y nos metimos de medio de toda la oscuridad de la noche. no había nadie siguiéndonos. me sentí afortunado. tenía por la primera vez, una mujer que ya empezaba a quitarse la ropa, abrazarme y besarme todo el cuerpo... me dejé ser y tuve una noche hermosa... sin saber como, había dormido toda la noche en un bosque. la mañana estaba a mis pies y los animalillos del bosque se apiñaban sobre una piedra muy grande. quise pararme, coger a la mujer, pero, nada, la mujer había desaparecido, como un sueño... estaba desnudo, con frío y lleno de amor y desconcierto. dónde estarás, pensaba. me vestí y empecé a caminar sin rumbo. llegué a un río y quise lavarme el cuerpo. me quité las ropas y cuando iba a bañarme vi sobre el reflejo del río, el rostro de la mujer... ¿adónde te han llevado?, le pregunté. ella sonrió y dijo que estaba dentro de mí... me toqué el pecho, nada... cerré los ojos y vi una pequeñaa lumbre que oscilaba... ¿es ella?, me preguntaba, pero no, no era ella, era la belleza hecha auna luminosidad... es ella, sentí... abrí los ojos y escuché por todas partes la risa de la mujer en medio del bosque y a la orilla de un río totalmente seco...