Juan nació entre chapas y cartones. Chamuscó las hierbas con sus pies descalzos, roció el horizonte de soledad y hambre.
Vio los días sin sol y el oscurecer mendigo de pan.
Juan sueña que lo aman. Tiene tanta crudeza en las palmas que le es difícil abrazar.
Resiente su camino limpiando parabrisas para algún patrón. Pechito desnudo, tirita la garúa entre su piel. Arriesga la vida entre semáforos del malón ciudadano.
Juan, del hogar sin lumbre, del plato sin sopa, de la lágrima olvidada y la justicia que no ve.
Juan del mundo lloro tu risa... tu puteada me hace llorar.