La lujuria consumista, Pablo Costa, Buenos Aires, Argentina

Dos gotas de arte pinceladas en lagrimas. Expresión artística del sentimiento, como este párrafo que ha sido escrito desde el alma.
Sensación de miseria eufórica plasmada en un papel, legado de quien nunca morirá, ya que su obra trascenderá los pasos del tiempo. El recuerdo vivo de quien quiso sacar la sangre fuera de las venas.
Cada sueño es sinónimo de obra, cuando se expresa. Guiones relatados por la imaginación del artista.
La tendencia social consiste en encerrar a las personas en bloques de hielo para congelarlas y así anularlas. La maquina esta en funcionamiento. Cada engranaje esta maldito, ruedan aceitados por sangre, necesita consumir mas y más y más.
La humanidad esta en su pico máximo de subdesarrollo mental, la estética y la apariencia ganaron la batalla de la integridad. La mortadela fue sustituida de las góndolas por la rucula y los bares por gimnasios, donde orgías de maricones miran sus carnes frente a un espejo, mientras huesudas anoréxicas y señoras entradas en carnes, preparándose para la temporada primavera/verano, saltan al ritmo de sonidos de resortes. Pum-pum, pum-pum, un, do´, pum-pum, la cola parada, pum-pum tre´,cua´, pum-pum, eeeessso chicas pum-pum, chingui-chingui, mantengoooo...
Es terrible y preocupante. Terrible por la catástrofe de supervivencia a futuro de la especie, preocupante porque el monstruo crece, ha roto las barreras de contención. El consumo sobre la creación, los rebaños sobre la riqueza propia de cada individuo.
Mientras el artista sigue marginado, el arte no vale. Lo que vale es el nombre del autor que la maquinaria quiere vender. Y se vende por dinero!!! Sujetos a modas y tendencias
Sin embargo sigue creando, ignorado, para si mismo. A nadie le interesa, aunque tal vez cuando este muerto se lo recuerde mediante su obra con nostalgia.