El vigilante dormido - Pablo Costa, Buenos Aires, Argentina

Tenia que salir del cráter. Solo gas en el aire. El piso de metal era frío, como nieve estando descalzo. Me quedaban poco minutos de vida. Prefería morir antes que seguir padeciendo tanto dolor.
No se como llegué hasta aquí, viajé durante días, tal vez minutos...no lo se. Recuerdo haber estado en un camino, cuando sin pensarlo seguí avanzando hacia el horizonte infinito. Me dejé guiar por un pájaro que parecía una señal, el batir constante de sus alas, no parecía cansarse.
¿qué buscaba? no lo recuerdo.

Algunas veces exploramos nuestra conciencia y nos perdemos en ella, sin saber que es nuestra, sin saber que somos los únicos habitantes de nuestras mentes. Si existe un lugar privado, solitario y desconocido es la propia conciencia. Esta ahí, sólo hay que saber descifrarla. Limitarse está en cada uno, perderse también.

Por eso me dejé morir ahogado en mi propia ignorancia.