Peumangen Felepe Awka


Ignoro, ignoro, ignoro.
-¿La amás?
Un silencio acude a sus palabras, las envuelve. Cierra el
grifo de las letras, apenas gotean algunas emes o puntos suspensivos, se podría
decir que está su razón en coma, en una coma, en un espacio de separación,
entre ambas tal vez, una explicación. Un silencio acude, silencio de lengua
estática, dedos comprimidos y labios secos.
-Yo no sé si la amé, sé que vivía para ella, que la
esperaba, que cada sacrificio me convertía en una especie de héroe, que los
proyectos eran un horizonte de reconfortantes momentos, una Paraíso prometido
entre nosotros, íntimo.
Había, habíamos hechos planes, tontos muchos, pero nos
gustaba jugar a pensar que era de otro modo, teníamos todo en nuestros deseos y
lo disfrutábamos con una enorme inocencia.
Luego, porque existen los luego, fuimos cumpliendo
metas, vivimos juntos y el dinero no alcanzaba, pero vivíamos juntos. Todos los
espacios gigantes en donde pensábamos felicidad se fueron estrechando a un
departamento, una pieza y la realidad de tener que adaptarnos.
El sacrificio se convirtió en obligación, el valor del
héroe se fue convirtiendo en un deber mundano. Sus desnudos, la cena, hacer el
amor, reír, se fueron convirtiendo en levantarse, comer, sexo y discutir; me
pregunto ¿Por qué? ¿Cómo?, la atención, la idea de eternidad, las promesas que
terminan en "Para siempre" se vuelven nada y te digo, cuando las
palabras que tienen demasiado sentido se vuelven nada es porque ya está todo
perdido.
Se asume la perdida, pero primero están los engaños,
luego de los engaños la indiferencia, luego las fantasías, los lamentos y por
último ningún recuerdo genera felicidad y el amor lo que se creyó amor se
vuelve temor, posesión, algunos hombres optan por simplemente conformarse con
estar con alguien como quién tiene un perro y le coloca una correa, a mí se me dio
por no hablar, dejé de contar mis cosas más comunes y dejé de escucharla. No sé
si fue amor, creo que fue un noviazgo que pudo haber sido bello de haber
quedado en una promesa inconclusa.
No sé si amé, no sé si fue amor del amor y de las
promesas de Paraíso forjado por dos, no sé si es un poco una exagerada
necesidad de sentirse único, no sé qué es. Podría decir que crecí, que la
inocencia se fue, que la más bella promesa es la que uno se hace a uno mismo,
que el amor cuando se cree como amor lastima y cuando se asume como palabra,
como experiencia, enseña.
Convencido de no saber se plantea su ignorancia, amar o
no amar, estar consciente de ello lo convertiría en fracasado, ya posee
demasiados fracasos, mejor no saber y ser ignorante y dejar la puerta abierta a
seguir aprendiendo y si es posible en algún momento poder decir -Si, amé.
Se acuesta, con sus manos dibuja corazones en el aire,
sonríe pensando en ella, sus ojos se humedecen, cuanto duele ignorar, duele por
ignorante o duele por saber que no saber está totalmente teñido de silencios
que duelen. Otro engaño más, otra verdad que se fuga en una noche de corazones
que se disuelven en el aire.
Gorrión de papel.