Bernardo Marroquín - Bernardo - Costa Rica

LA BODA

Felices estaban los novios, entrelazando sus manos en la iglesia.
Las últimas palabras del sacerdote, eran escuchadas por los
invitados, En aquella congregación.

_ Y los declaro marido y mujer, hasta que la muerte los separe.

Bailaron el vals, recibieron regalos, y gratas felicitaciones, en
aquella esplendida fiesta.
La luna esplendorosa, bella llena de dulce miel.
Esa noche fulmino el amor, ella dormía plácidamente con una sonrisa,
él, hacia lo mismo a su lado.

Un paro cardiaco hacían la diferencia.




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La sombra.


Había una vez,
Una sombra que acompañaba siempre a su amo,
Que moría cuando llegaba la noche,
Que vivía cuando llegaba el sol.


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El Lobo

Había una vez,

Un lobo que en las faldas de una loma,
Aullaba y aullaba, y por mas que el lobo
Se esforzaba pegando el grito al viento,
La Luna resplandeciente brillaba.


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EL RIO.

En el manantial de una cascada,
en una posa de agua cristalina,
Ahí se bañaba una rana desnuda.

Un sapito que por ahí merodeaba
Se puso a cantar de alegría al ver a la rana.

Tanta fue la emoción del sapito que quiso
Dar su mejor nota de aquella canción,
Pero reventó de amor.