Eduardo Mancilla, Rosario, Santa Fé, Argentina

Decolorado.

Se supone que hubo una vez, un señor cuyo nombre ya nadie recuerda, se disponía a emprender una acción que, repentinamente, había quedado en el olvido. Estaba inmóvil, sin saber si ir, regresar o permanecer. Eso si, se lo vio sonriente. Entonces, alguien que desconozco, cerró el libro de incertidumbres y la fotografía quedó sepia por siempre, y él, en total anonimato.