No permitas que nos alcance
El mañana llega y se suicida a las doce de la noche. Como un tren que se tropieza con el tiempo, arrasa las horas que escapan de los rieles desnudos. Una boca que traga la luz y la oscuridad, el ruido y el silencio. No esperes a que nos devore, regálame unas horas sin minutos, que se puedan expandir en la fantasía. Donde el mañana siga siendo hoy, porque es hoy que tu perfume me entra por los poros y lo oigo pasar. Es ahora que tu aliento encadena nuestros labios y escucho caer una de tus sandalias y la otra... El momento exacto en que tus piernas me abrigan hasta el final de las vías, sin más estaciones donde parar.