Me desarmo
Mi cuerpo que no piensa, ante el tuyo se desarma, se le pierden las piezas más vitales. Ruedan mis ojos sobre tu piel. Desde la punta de tus pies buscan las sendas de tus rodillas, se enmarañan en tu pubis, se acunan en tu ombligo, descansan. Mi lengua que viene galopando detrás, los expulsa, vuelven a rodar, ahora hacia las cimas oxidadas de tus pechos. Pero ella no les da tregua, los persigue, ruedan en tu boca, ya los tiene. Dos labios apasionados se cruzan en su auxilio y se funden en tus ojos. He perdido las manos, los dedos sueltos, desparramados, se hunden en tus nalgas. Se escapa mi cabeza tras la quemadura de un collar de besos ardientes y siento, como un corazón caliente me roba el sexo