Flor y truco
Hagamos una manito y desbarajemos el juego de nuestro amor para entrar en el truco de los enamorados. Donde las cartas bravas no tengan valor y las que se jueguen, sean solamente caricias. Barajemos la noche con gajos de mandarina, usemos las cáscaras como ceniceros, las semillas para tantear y el zumo para pintar tus labios de agridulce. Mezclemos bien cada una de las partes de tu cuerpo y el mío, para enredarnos en el mazo nuevo de las sábanas verdes. Demos de abajo, despacito, hagamos relumbrar el siete de oro de entrada para que salte el As de espada; nada de hacernos la sota y orejeando, orejeando, hasta que asome, no dejemos de palpitar una flor.