Última voluntad
Cuando vengan a visitar mis restos, no me traigan flores, sino libros. Muchos libros. Libros con paisajes, con cuadros, con dibujos. Con cuentos maravillosos y novelas intrigantes. Déjenlos abiertos dentro del mausoleo y cuando los vean cerrados, cámbienlos. Será que ya los he mirado. Y si quieren quedarse un rato, léanme en voz alta.
Sé que podré soportar la soledad, pero no la ausencia de palabras...