Dibujo con mis dedos tu silueta para grabar en mi memoria cada trazo…
Estoy temblando. Es fascinante. Me enfrento a uno de los bocetos más bellos que haya hecho.
Recorro tu frente suavemente, con mi diestro y tembloroso dedo índice, hago trazos tenues antes que se esfume la visión. Por ósmosis empieza la transmisión de una nueva energía. Me complazco largo tiempo en ella. Quiero hurgar en tus pensamientos, en tus ideas, en tus sueños. No los resisto. Son un arsenal de fuego. Me caldean. Se afincan en mí como dagas al rojo vivo.
Respiro. Suspiro. Exhalo aire ardiente.
Mis dedos inquietos por beberte, hacen trazos sobre tus cejas, ojos y el contorno de tu rostro. Bella, cerrada y bien cuidada barba. Hombre... Ese hombre, este hombre... mi sensualidad de nuevo. Siguen estos dedos hurgando cada espacio. Van hacia el nacimiento de tu nariz. Encuentro una terca depresión entre las pobladísimas cejas. Me quedo buen rato tratando de encontrar el tercer ojo. Mi dedo alisa amorosamente una y otra vez, buscando la fuente de luz que ilumina tu mente. Placida me voy sumergiendo en dulce letargo. Sueño que soy la emperatriz moradora de esos reinos, que sentada en el centro, domina y es querida, que puedo meterme y vivir como si fuera uno contigo.
Despierto del ensueño.
Sigo dibujando. ¡Ah! Tu boca... Tu bigote acaricia mi mano. Una vez y muchas más. El dorso de mi mano sobre él. Plenitud del goce. Pero la sensación que tu boca me produce no se compara con nada que antes hubiese sentido. Fue ahí donde encontré lo que buscaba. Dedos locos. Sintieron mucho ardor. Siguieron cuidadosos hacia las comisuras. Suave, suave… Mi boca no aguantó la espera. Tomó delicadamente tus carnosos labios. Fusión. Remolinos. Niebla. Viaje. Tu hermosa cabeza entre mis manos. Tus ojos cerrados. Respiración lenta. Solaz. Arrobamiento. Silencios...
¡No más! ¡No aguanto más!
Arduo y tentador trabajo, o ¿Tentador modelo? Qué delicia dibujar seres de luz o Quijotes.
Quijotes buscando Dulcineas. Dulcineas queriendo ser las damas de los sueños de augustos y afiebrados caballeros de mágicas figuras.
Boceto terminado.
Dibujo al carbón sobre lienzo. Figura de ángel de luz. Otro de mis sueños. Firmado en la mañana del 23 de abril, conmemoración del Día del Idioma.
Estoy temblando. Es fascinante. Me enfrento a uno de los bocetos más bellos que haya hecho.
Recorro tu frente suavemente, con mi diestro y tembloroso dedo índice, hago trazos tenues antes que se esfume la visión. Por ósmosis empieza la transmisión de una nueva energía. Me complazco largo tiempo en ella. Quiero hurgar en tus pensamientos, en tus ideas, en tus sueños. No los resisto. Son un arsenal de fuego. Me caldean. Se afincan en mí como dagas al rojo vivo.
Respiro. Suspiro. Exhalo aire ardiente.
Mis dedos inquietos por beberte, hacen trazos sobre tus cejas, ojos y el contorno de tu rostro. Bella, cerrada y bien cuidada barba. Hombre... Ese hombre, este hombre... mi sensualidad de nuevo. Siguen estos dedos hurgando cada espacio. Van hacia el nacimiento de tu nariz. Encuentro una terca depresión entre las pobladísimas cejas. Me quedo buen rato tratando de encontrar el tercer ojo. Mi dedo alisa amorosamente una y otra vez, buscando la fuente de luz que ilumina tu mente. Placida me voy sumergiendo en dulce letargo. Sueño que soy la emperatriz moradora de esos reinos, que sentada en el centro, domina y es querida, que puedo meterme y vivir como si fuera uno contigo.
Despierto del ensueño.
Sigo dibujando. ¡Ah! Tu boca... Tu bigote acaricia mi mano. Una vez y muchas más. El dorso de mi mano sobre él. Plenitud del goce. Pero la sensación que tu boca me produce no se compara con nada que antes hubiese sentido. Fue ahí donde encontré lo que buscaba. Dedos locos. Sintieron mucho ardor. Siguieron cuidadosos hacia las comisuras. Suave, suave… Mi boca no aguantó la espera. Tomó delicadamente tus carnosos labios. Fusión. Remolinos. Niebla. Viaje. Tu hermosa cabeza entre mis manos. Tus ojos cerrados. Respiración lenta. Solaz. Arrobamiento. Silencios...
¡No más! ¡No aguanto más!
Arduo y tentador trabajo, o ¿Tentador modelo? Qué delicia dibujar seres de luz o Quijotes.
Quijotes buscando Dulcineas. Dulcineas queriendo ser las damas de los sueños de augustos y afiebrados caballeros de mágicas figuras.
Boceto terminado.
Dibujo al carbón sobre lienzo. Figura de ángel de luz. Otro de mis sueños. Firmado en la mañana del 23 de abril, conmemoración del Día del Idioma.