MANUEL CUBERO


“FANTASMON”

 

Durante toda la eternidad se arrepentirá de haber intentado imponer su  espectral autoridad ante  aquel diablillo incorregible.
 
Fue sólo un ensayo. Una caricia de aire en el rostro del muchacho y una sonrisa espectral lanzada desde la oscuridad. Desde aquella noche, el niño, armado de un tirachinas, lo persiguió incansable por todos los rincones de la mansión:
 
-Espera, espantajo. ¡Cuando te pille te vas enterar de lo que vale un peine!
 
Aún hoy, años después, sigue preguntándose qué pecado cometió para convertirse en el más desgraciado de los fantasmas que poblaban aquel caserón.