Ana Callegaris, Santa Fé, Argentina

OLOR A TANGO

Deambulé zombie entre espirales de humo en el centro de la calzada. Era noche y apenas llovía, como dice el tango. Levité con liviandad casi sin pisar el suelo mojado. Me mirabas pasivo desde la vereda norte, con un vaso de Old Smuggler en la mano. Miré hacia el sur y seguí girando.
Por la mañana todo había pasado: la calle era aplastada por mil vehículos rumbo al trabajo, el cielo blanco por las nubes y el semáforo de la esquina gritaba un verde esmeralda.
Ya no te extraño.