Maricel Hillairet


No existe definición capaz de completar lo que significa ser mujer, sabemos que venimos a este mundo de la costilla de un hombre, para ser amadas y respetadas por él.
Somos el origen de la vida. Somos hijas, madres, hermanas, amigas, y siempre hay alguien que reconoce en nosotras esa fortaleza innata con la que Dios nos creó.
Somos templo de virtudes que salen a la luz mientras caminamos por esta vida y más aún en los momentos difíciles nos embarga la resistencia de saber que si caemos, muchos de los que amamos caerán, y Dios nos dio la misión de mantenernos en pie por más dura que sea la batalla.
Somos Dulcinea de sueños románticos y Julietas capaz de dar la vida por amor, porque quien es Madre lo entiende, damos vida a un ser que es parte de nosotras pero a la vez es diferente y lo creamos y criamos con todo el amor que nunca pudimos sentir por nadie más. 
Mujeres, somos valientes, constantes, tenaces, impetuosas, prudentes, valerosas, vehementes, apasionadas, pasionales, sensibles, cariñosas, fraternales, bondadosas, somos lo más maravilloso de la creación.
Cuando Dios creó a la mujer su mundo obtuvo la perfección suprema.