INSPIRACION
Era ya tarde en la tarde, el entró en la habitación y se sentó frente a una hoja en blanco. Tomó un lápiz, afiló la punta, lo montó en posición de ataque; y se dispuso a capturar una idea para dibujarla en el papel.
Pasaron por su mente, una tras otra, escenas de su vida.
Pero, ¿Fueron sueños, lo imaginé o realmente sucedió? (se pregunto con imperceptible movimiento de labios) Vaciló por instantes y finalmente se respondió: - Bah! todo es igual, todo me golpea igual, Y recordó de no sabía quién: “Vivir, vivenciar todo es ilusión”. Se inclinó sobre su blanco, armado del presto arpón, apoyó sus codos en la mesa y reposó su frente en la palma de la otra mano abierta. Sus ojos iban y venían sobre la nada, ronroneó algo en forma gutural y de pronto escribió una “A” (imprenta y mayúscula) – Aaaaa! Dijo como si fuera una exhalación – A...? intentando interrogar la letra solitaria y muda. AA...! le lanzó sentencioso. Pero luego la soltó y la dejó flotar, -Aaaaa! Y al terminar su vuelo, regresó con una aspiración al final – Aaaaaz! Volvió a lanzarla al aire, pero con más gravedad – Aaaaazzz! Y prolongó el sonido hasta que se perdió en el espacio, como una brisa, como un silbido apagado; y por fin escribió PAZ.
Y nuevamente se entregó a la frecuencia de onda del fonema – Paaaz!
Soltó amarras de su pensamiento y navegó por un lago que situó al sur. Un mar en quietud, laxas y espumosas olas golpeando sobre las piedras.
Paz... nubes arropando al sol, que se recuesta tras los picos engalanados de encajes, en un largo bostezo de atardecer.
Paz... árboles, refugios bulliciosos para los alados habitantes del cielo.
Paz... Movió su mano y añadió a aquella palabra que permanecía inmóvil e indefensa, en la cabecera derecha de la hoja: “ eres plenitud; y plenitud es contento; y contento y plenitud es felicidad” (Punto y final)
Meditó, entonces, -¡sí! es tan simple, Paz es la cara de la felicidad. Es principio y fin de todo goce, es armonía para vivir con los otros y consigo mismo, es salud desde adentro hacia fuera,... es el acto final del drama del amor.
Se levantó satisfecho con esos dos renglones y salió a la calle paladeando la vibración, la dulzura y la musicalidad de la palabra PAZ.