Le
llevó mucho tiempo escribir esa nota, años de incesantes desencuentros,
innecesarias soledades, evitables silencios e imperdonables descuidos.
Había convivido tanto con el desamor que por
momentos lo creía el único tipo de amor disponible. Un amor cotidiano, de
tiempos gastados, con noches de lunas rotas, al ritmo de la insoportable
monotonía.
Pero no podía con esa amante empedernida, que
la única manera de comprender la vida era a través de la pasión, que no
resignaba su alma a un puñado de perdidas ilusiones, a una vida gris, con la
única certeza del fracaso y la insistente sensación de un final interminable.
Ya no había nada que pensar y mucho menos que
sentir.
“Me
fui, me fui para siempre.
Te amaba.
Sonia”
Y se
marchó, en busca de algo tan verdadero como incierto, tan desconocido como
suyo.
Marta
Guglieri