Madera Pobre de él. Que maldad pudo haber hecho para terminar ahí? En esa esquina del centro, abajo de un edificio gris que estaba rodeado de miles de edificios grises. ¿Qué esperaba él de su vida cuando recién germinaba? Si ya veía a su alrededor el cemento mientras crecía. Tal vez no es su culpa. Tal vez fue el viento o algún pájaro, o algún hombre. No lo sé. Yo sé que piensa, sus hermanos están libres en el bosque, en la selva. Aunque él creció seguro de que nada le iba a pasar. Si el encargado del edificio le acercaba un vaso de agua de vez en cuando y hasta sacaba a patadas y escobazos a los perros que lo molestaban. Trató de crecer un poco para ver el sol, pero nadie lo dejaba. Ni bien se estiraba un poquito, alguien lo cortaba. Y así fue su vida. Vio morir al encargado, a los perros y a la gente que vivió en aquel edifico gris. Y sigue ahí parado, esperando que algún día muera también aquel edificio gris, ese que no lo deja ver el sol.