JULIA DEL PRADO


VAGA TRISTE

Pena tengo por el incienso con olor a sándalo y rosas rojas que pusiste en mi habitación. Se acabo. Murió. Y esa alma que no es propiamente la mía vaga triste por la casa. La veo caerse. Acudo a ella para levantarla, pero no,  no se puede. No se puede, solo en mi pupila ella surge ya en el acantilado norte que va justo a la mar. Corre, vuela. Que extraño. Ya son las 19 horas.

ALICE LIMA


FINALMENTE CAERÁN

 

He naufragado entre risas y llantos, entre luces y sombras. Con ese hastío de no saber qué hacer, de querer y no poder, o  de soltar queriendo retener. He naufragado entre frases inconclusas, de pensamientos fríos como amores antiguos. Pensamientos nocturnos, pensamientos largos, extensos que quieren  escapar hacia el infinito olvido pero se quedaron petrificados en la memoria como cuadros colgados en ambientes vacios. Y no se fueron, como me hubiera gustado. Y se quedaron pese a que están colgados y se balancean en el precipicio del olvido .Se mecen dramáticamente atados a la nada .La soledad los abraza. La soledad que finalmente caerá con ellos. Y yo ,los miraré con la sonrisa dibujada en mi cara.-

Julia del Prado


Buzón

La carta del abuelo fue hallada en ese buzón luego de años, por uno de sus nietos. Con esa letra caligráfica tan clara. Le hacía recomendaciones a la abuela de los hijos. Recordaba sus travesuras. La trataba de Mi señora. Con respeto. Dejaba en ella consejos de como debía llevar la economía del hogar.

El nieto rompió a llorar. Sólo conoció al abuelo por referencias y por un retrato que cuidaba aún su casa.

La carta queda ahora en silencio como trasto viejo en un baulito, junto a las cenizas del nieto. Alguien de vez en cuando la lee.

MANUEL CUBERO


METEORITO 2º

LLUVIA

 

Rompió la noche el azul amaneciente.

Abrió el cielo sus puertas hermanando cielo, tierra y mar.

Sólo el fuego, escondido en los negros antros del Olimpo, salvó su identidad.

Rojo y blanco sobre el lábil azul rompieron el negro infinito del poniente.