STELLA MARIS TABORO


STELLA MARIS TABORO

 

Noche azabache

 

Volvió la noche azabache, las estrellas se ocultaron dentro de las nubes, mientras el viento juega en mis cabellos. Igual mueve los pétalos y el rocío hace equilibrio. Pero mis lágrimas ruedan, trasparentes por mis mejillas. Escucho a los árboles plateados de luna, buscando consuelo.

 

Y por el viento

 

En una callecita curva, una daga de viento llegó hasta los bolsillos de mi viejo abrigo. Mis manos se refugiaron en esos abismos. Descubrí que uno de ellos estaba descosido en su hondo fondo. Usé las pinzas de mis dedos para buscar un pequeño objeto que se deslizó por el agujero. Palpé un frío metal. Al rescatarlo, vi que era la medallita de comunión de mi madre.

 

Incienso

 

Era un atardecer de azahares. Su tapiz de aroma voló a mis manos. Se confundió con el incienso que emanaba del libro que estaba leyendo. Era de mi abuela. Antes de irse de este mundo me lo entregó para leerlo a mis hijos. Ella siempre me contaba las leyendas árabes que allí estaban. Sus hojas aún contenían el incienso que mi abuela usaba para no despertar, en mí, sueños terroríficos.

 

Salvada

 

Me pareció escuchar un sonido de cascos. Venía de lejos. La tierra retumbaba con esos corceles que al galope se acercaban relinchando. Cerré las puertas y me escondí debajo la cama. Una luz refulgente entró por la ventana, los jinetes estaban incendiando el galpón, pensado que allá estaba. Ni sospecha hubo. Yo escondida estaba temblando, mientras ellos se alejaban.

 

Silencio 

 

Está en calma el día, hay silencio de árboles. Sus hojas se mueven silenciosamente. Silencio hacen mis manos aunque sus dedos bailan. Silencio mi cuerpo que se contornea. Silencio el libro que estoy leyendo. Silencio hace mi soledad, que te extraña. Pero hay un silencio que es el que más me gusta, es cuando tu alma callada mira por tus ojos mansos. Silenciosamente se mueve tu alma hacia la mía.

 


Sin dudas...

 

Esa burbuja está en la piel de la noche hechizada.

Su aroma a jazmín es inconfundible. Ella llega dibujando vibraciones alrededor de un candil que emerge de la hondura del cielo. Un lenguaje de cortinas murmura su nombre.

Ella avanza como una melodía sin destino. Brillan sus ojos claros y camina con osadía sensual.

Fulgores de hoguera debajo de su falda plateada y un viento deseoso aviva su despertar. Y ella se vuelve luz, esplendor canta y danza. Sólo espera que el sol no esté…

 

Ely Weitzmann


A veces nos llevamos mucho por darle forma difícil a lo que hacemos y creemos que eso es profundidad, pero un buen escritor, puede ser profundo con palabras sencillas.

Patricia Schaefer Roder


5 MICRORRELATOS (V)
CERTEZA

“¡No puedo vivir sin ti!”, dijo rogando. “Así es”, respondió, mientras la bala le atravesaba el corazón.
...

FIN

Al abrir los ojos, el mundo ya no estaba.

OBSESIVO

Malasuerte por error se levantó del otro lado de la cama. Ese día todo le salió bien.

META

Cuando al fin alcanzó la perfección, sonrió y se dejó llevar al otro mundo.

ESPERA

Quince años preparándose para salir del suelo y cantar. Cuando llegó el momento, la chicharra estaba afónica.

JULIA DEL PRADO

En mi redondez naranja me acurruco para dar brillo a la pachamama y lucir mi pico que los dioses me dieron. Así luzco mi esencia y mis ojos color caramelo te miran para unir la curva del camino . No nos maltratemos. Vale la pena el trazo de ambos en consecuencia. Vale nuestro filtro en redondez. Trabajemos en versos de natural pluma Asi nuestro camino se elevará y la pachamama agradecida crecerá

    

Rolando José Di Lorenzo

Rolando José Di Lorenzo
 
 
El juego

Él tenia un juego con el tiempo: Este, le hacía creer que aquellas noches de juventud, que realmente, fueron iguales a otras noches iguales y que ...a la distancia parecían fabulosas: existieron y fueron únicas e irrepetibles. Que aquellos momentos, no se parecían a nada que hubiera pasado después, e insistía tanto en ello, que él comenzaba a creerlo. Le gustaba el juego, pero cuando éste terminaba, se daba cuenta de que lo único irrepetible había sido su juventud